Quiero hoy hacer íntimas reflexiones sobre el carácter humano y militante de mi compañero Néstor –como el pueblo lo llama– que es, obviamente, una visión política que no apunta a sacralizar su figura. (La mayoría de las veces eso es funcional a vaciar de contenido la innegable pasión y compromiso que traspasó su vida).
Porque si queremos circunscribir su figura a las estructuras partidarias o a lo dado de la representación dentro de los parámetros establecidos, no alcanzaremos a sopesar con verdad ni autenticidad lo que representa en el cuerpo de nuestra sociedad.
Hablo del Néstor Kirchner exponente de nuestra generación –muchas veces vituperada como “setentista”–, hablo del militante juvenil que encarnando las pasiones de época traspasó su acción con la épica de la transformación definitiva de una sociedad desigual e inequitativa a como de lugar.
Con el espíritu de renunciamiento y entrega que nos caracterizó.
La política como herramienta de transformación y revolución.
Y entramos al protagonismo de la época con lo que tuvimos, con las herramientas que arrebatábamos al statu quo y con lo mejor que teníamos como propio: nuestro renunciamiento de lo individual al servicio de las causas colectivas.
Esta generación se retempló y fortaleció en sus convicciones, sumando el compromiso con los que no están.
Por eso Néstor Kirchner, como el nombre de una reparación, el 25 de mayo de 2003, representándonos proclamó: “No dejaré mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada”.
Hablaba por todos nosotros. Y actuó en consecuencia.
“Kirchner quebró de modo inesperado el rumbo inercial de una sociedad devastada y atrapada entre las redes de poderes implacables e inclementes”.
Regresaron los debates que estaban ausentes o vacíos de contenido. Rediscutimos como un impulso hacia adelante de la igualdad, de distribución de la riqueza, del papel del Estado, de América Latina, de justicia social, de capitalismo, de emancipación y de Pueblo.
Se abrieron las compuertas para concretar trascendentes medidas de gestión impensadas sólo años atrás.
Y desde los funcionales a los intereses corporativos y los poderes inclementes surgió como descalificatorio el concepto de la confrontación.
Para nosotros es el paradigma olvidado del litigio por la igualdad.
Y sí, somos confrontativos cuando las transformaciones de fondo están al servicio de las causas nacionales y populares, en defensa de los sin voz y de los que menos tienen.
Confrontamos para aplicar en serio la política de Memoria, Verdad y Justicia, revirtiendo el olvido a partir de la anulación de las leyes de la impunidad.
Confrontamos por la recuperación de millones de puestos de trabajo y las discusiones salariales en miles de Paritarias y seguiremos en todos los conflictos necesarios para resolver la puja distributiva a favor de los trabajadores.
Y debemos ir por más, para profundizar lo hecho. Vamos ahora por la propiedad de la tierra, por la vivienda digna de cada argentino, por la defensa de los recursos naturales como política de Estado, por el agua y los hielos.
Vamos por la nueva de Ley de entidades financieras, por la defensa de nuestra economía y las reservas contra las recetas del liberalismo salvaje.
Confrontaremos para afianzar y perfeccionar la Asignación Universal por Hijo porque está en juego la vida, educación y salud de los sectores mas vulnerables, y seguiremos mientras exista un solo pobre en la Argentina.
Confrontaremos por la Incorporación a las políticas de estado de los movimientos sociales con voz y fortaleza.
En definitiva: es la confrontación por revalorizar un Estado presente, incorporando los conflictos y ejerciendo el equilibrio necesario y protectivo a favor de los mas débiles.
Es la confrontación creadora, porque ante cada debate se produjeron hechos superadores a favor de las grandes mayorías, sin ceder ante los ganadores de siempre en los ciclos de la historia.
Kirchner nos habilitó a soñar con un país y una Latinoamérica que habíamos perdido en el desierto de la clausura de los grandes debates y la muerte de las ideologías, y ese es su legado y debe ser el homenaje cotidiano.
Esa es la figura que quiero rescatar hoy.
Como peronistas, como “setentistas”,
como de la vieja y digna cultura de la resistencia,
como militantes que conservamos lo mejor de nuestro concepto de hacer política,
digo que se fue el mejor de nosotros.
El primero entre sus pares.
Quién no traicionó ni desvió un ápice los principios de toda una vida.
Testimonio que la juventud de hoy lo siente en carne. Surgieron convocados por el Kirchner militante, por el que abrió las compuertas del protagonismo y la participación.
Por eso el Pueblo en las urnas, el pasado 23 dio su homenaje, apostando al futuro, por lo que vendrá, por lo que falta, para la profundización de este proceso histórico, por el que Néstor dio su vida.
Porque esta esperanza que se exteriorizó no debe ser defraudada y debemos reconciliar la política de las instituciones de la democracia con estas voces que emergen y están diciendo que ninguna vuelta atrás será admitida. Que vamos por más… ¡¡¡Nunca menos!!!
Compañero Néstor: ¡¡¡Hasta la Victoria!!!
Por Gerardo Rico
Diputado provincial
Bloque Frente Para la Victoria –PJ
Miembro del Ejecutivo Nacional del Movimiento Evita

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