No estamos como en 2001, por suerte. En aquellas jornadas de diciembre la mitad de los argentinos estaba hundido en la línea de pobreza. No había trabajo, no había derechos, no había Estado no había futuro. Peligrosamente transitamos por los bordes de la disgregación como país.
Hoy, la situación es diametralmente opuesta. Hubo una década de gobierno que se ocupó de su pueblo. Recuperamos trabajo, recuperamos derechos, recuperamos protección social. Se hizo mucho pero aún falta mucho más. Y sobre lo que falta, sobre esos bolsones duros en los márgenes de la soiciedad que nos dejaron las décadas neoliberales, se enancan policías que parecen delincuentes, dirigentes que juegan a sus mezquinos intereses, narcos que pudren a nuestros pibes.
Aquellos saqueadores de 2001 tenían hambre y sed de inclusión. Los actuales son saqueadores de la marginalidad, de la rapiña, de la delincuencia.
Pero hay y hubo otros saqueos, mas organizados e invisibles, que por culturales, pasan inadvertidos y hasta se admiten complacientes por la sociedad. Estados fuertes, imperiales, puestos al servicio de multinacionales que arrasaron y arrasan las riquezas de nuestros países mas débiles, mas dependientes. Ejemplos hay miles, a lo largo y a lo ancho del mundo. Ahí está nuestro quebracho arrasado del norte santafesino y del Chaco por La Forestal inglesa. O ese grosero empréstito tomado por Rivadavia a la Baring Brother que es la historia misma de la deuda externa y terminado de pagar un siglo después. El oro del Perú, el petróleo en Medio Oriente, y podríamos seguir con innumerable cantidad de etcéteras del pasado y del presente.
Quizás en la solución de estos saqueos, prometedores de un progreso que nunca llega y que nos deja siempre mas pobres; quizas aprendiendo a vivir con lo nuestro y defendiendo lo nuestro, podamos ir construyendo una sociedad mucho mas equitativa que nos permita avanzar sobre esos bolsones de marginalidad dura, carne de cañón de los saquedores de hoy.
*Secretario General del Movimiento Evita de la Provincia de Santa Fe.
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