Así como a fines de los '50 y en la larga década de los '60 existió un periodismo de la resistencia, cuya máxima expresión militante fue encarnada por el inolvidable Rodolfo Walsh, en la actualidad se puede observar un fenómeno similar, aunque huelga aclarar las diferencias entre ambas etapas históricas.Aquella resistencia fue, en su origen, contra una dictadura que se atrevió a bombardear una ciudad atiborrada de civiles, con el criminal saldo de centenares de muertos, muchos de ellos niños y mujeres. Una dictadura que fusiló sin piedad a militares leales a Juan Perón, a militantes y obreros, en la más cobarde oscuridad. Luego los gobiernos claudicantes que usufructuaron la proscripción del peronismo fueron el marco de aquella resistencia, y más tarde la de las dictaduras en serie que cerraron los '60.
Se publicaba lo que se podía, se militaba en secreto, se investigaba contra el viento y la marea provocados por quienes defendían su impunidad a pleno sablazo y por medio de torturas y persecuciones.
Hoy, en plena democracia, con total libertad para expresar desde ideas hasta insultos y degradaciones, muchos periodistas ejercen su noble oficio a contrapelo de los intereses de las empresas de medios, sobre todo de los oligopolios que quieren destituir a un gobierno nacido de la voluntad popular.
No todos piensan igual, ni todos los periodistas en la nueva resistencia apoyan el proceso político iniciado por Néstor Kirchner en 2003 y que hoy continúa la presidenta Cristina Fernández.
Pero el común denominador de esa lucha es la precarización laboral, los "aprietes" de la patronal para disciplinar a los trabajadores de prensa a partir de líneas editoriales que en realidad son programas de gobierno encubiertos, de neto corte reaccionario y neoliberal.
Bajos sueldos, vergonzosas operaciones de prensa que pretende involucrarlos con firma y foto, impedimentos a la hora de organizarse o encuadrarse gremialmente. Contra todo eso, miles y miles de periodistas resisten cada día.
A esos trabajadores, en su día, quiero agradecerles esa lucha desigual. Felicitarlos sería ponerme en el cómodo lugar del espectador pasivo. Lo que merecen es nuestro profundo agradecimiento y nuestro compromiso de estar a su lado cuando corren peligro sus puestos de trabajo, su sustento y su libertad de conciencia. A todos ellos, no importa cuáles sean sus ideas, gracias, de todo corazón.
* Diputado provincial, miembro de la Mesa de Conducción Nacional del Movimiento Evita y jefe del bloque del mismo nombre en la Cámara Baja de la Provincia de Santa Fe.
Fuente: Gerardo Rico

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